Al principio ella fue una serena conflagración, un rostro que no fingía ni siquiera su belleza, unas manos que de apoco inventaron un lenguaje, una piel memorable y convicta, una mirada limpia, sin traiciones; una voz que caldeaba la risa, unos labios nupciales, un brindis.
Es increíble, pero a pesar de todo, tuve tiempo para ver que sencilla es la vida y que no importa que el futuro sea una oscura maleza; la manera tan poco suntuaria que escogimos nuestras mutuas tentaciones fue un estupor alegre sin culpa ni disculpa.
Me sentí optimista, nutrido, renovado; tan lejos del sollozo y la nostalgia, tan cómodo en mi sangre y en la de ella a pesar de tantos kilómetros que nos mantienen separados, tan vivo sobre el vértice de musgo, tan hallado a la espera; que después, el amor salió a la noche sin luna y no importaba, salió a desmontar la anécdota, a componer la euforia, a recoger su parte del botín porque nos habíamos enamorado.
Solo entonces pensé en ella eligiéndola, y sin dolor, sin desesperaciones, sin angustia y sin miedo dócilmente empecé como todas las noches a necesitarla.
Aquel día, mientras la extrañaba, llegué tarde , pues me quedé cenando en el gótico; era lo que quería hacer , era muy mala la idea pero lo tenía planeado hace muchos días. Cuando entré al teatro, sólo, vi un cartel que estaba repetido en cuatro paredes y era el mismo, ahí se mezclaba el trabajo de cinco fotógrafos, pero nada más, no era una propuesta, era una mezquindad comprimida y me quedé con ganas de ver a Juanjo ,el director del teatro, es un buen tipo; y sin darme cuenta me entraron unas ganas locas de extrañarla. Carolyn sabe que Lima está lluviosa y toda ciudad lluviosa ahonda la tristeza.
Al siguiente día, despues de mi regular faena, pensé ir al mar, a verlo, a mirar la lejanía, a tocar su espuma para afeitar mi barba que se estaba colgando presurosa de mi quijada, a dejarle una carta más a mi amor en una botella que llegue hasta alguna playa de Santo domingo y luego me pregunté si no era mejor llamarla por teléfono.
-Aló, Carolyn mi amor, buenas tardes-.
Un pequeño silencio me invadió el alma y pensé que había marcado un número equivocado.
-Aló mi Roy, respondió ella-
Carolyn siempre sabe como robarme una sonrisa e incendiarme el corazón que me salta como un grillo cada vez que escucho su voz.