lunes, 23 de noviembre de 2009

Fantásticamente real.

Una niña me ha mirado con sus grandes ojos color caramelo; tiene las pestañas más hermosas que he visto en una criatura pequeña; se parecen a las de su madre –asumo que es nuestra hija- me ha dicho que afuera hay un ruido que no parece ruido y pude imaginarme un mundo en sus palabras. Fue entonces que me remolcó al pasado. Allí donde sé vivir: Con un esmeril he rectificado las asperezas (mi pasado es una pieza mal hecha).

Mitzrael, nuestro hijo; me confirma que afuera hay un ruido que esta vez no hace ruido; debo conferir que ambos visitan el mismo mundo donde los ruidos hacen ruidos y a veces se quedan mudos como yo cuando miro a Carolyn por la ventana. Ese es mi futuro. Allí también sé vivir: Con guantes de seda lo examino. (mi futuro es como una caja de cristal).

Carolyn, mi esposa; que muchas veces se me escurre entre las manos como un pez y me tapa la boca con un beso cada vez que trato de contradecir las ocurrencias de los pequeños; me dice que visitará a sus padres el fin de mes y el mundo se me derrumba como un castillo de naipes al pensar que no podré acompañarlos.

El Perú me está absorbiendo, le digo con la sonrisa en los labios mientras le dibujo en la mesa que está con harina después de preparar un pastel, la idea de acompañarles a Santo Domingo. Ella me sonríe como la primera vez y me ha dicho que eso no lo debo ni preguntar.

Hoy comprendo que ellos son mi presente; aquí es donde tengo que aprender a vivir. (mi presente es un cofre de sorpresas y alegrías)

Carolyn; mi amor por ti es más grande que el océano y más profundo que cualquier suspiro albergado en el corazón de los hombres.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Se hizo la luz.


Mientras la luz cae y algunos cuerpos se recogen y con ellos un pedazo de luz hecha sombra, afuera existen tormentas de ojos; existen también pequeñas criaturas que se resisten a la muerte o al desmesurado tiempo que las carcome como el salitre a las columnas de alguna casa a la orilla del mar.

Ahora en el Perú escucho esos llantos de bocas infantes y gargantas inflamadas; parece que afuera hay rastros de felicidad y el mal presentimiento se desvanece.

Ya no cae la lluvia y Lima deja de ser esa ciudad tristísima y en el pecho de todos los hombres la esperanza crece y con ella yo la espero en la urbe que sufre conmigo por su ausencia, donde los truenos se apagan a escondidas y hay tormentas de nostalgias todavía y hay dagas sobre las venas que están dispuestas a taladrar este pecho de ave para reposarla todas las noches que se nos vienen.

Las primaveras que nacen en sus manos,donde las rosas huelen a rosas y los campos son campos verdes, vienen a quedarse anidadas en mi boca y en la perfección de todas las cosas.

En Santo Domingo se fue la luz y muchas personas hilarán su tristeza en la sombra; y tal vez encontrarán la luz; y tal vez ella esté pensando en mi y en mi barba desordenada que a nadie mas le gusta tanto.

La vida y el amor tienen sus finales y esas cosas raras, pero bonitas; tienen el secreto para sonreir después de todos los malos ratos hasta sentirse en el último párrafo de un cuento.


Carolyn; puede acabarser el mundo, el mar, la tierra, el viento, la luz infinita, todos los elementos que existen sobre el universo pero mi amor por ti no tiene un fin aunque yo me muera de tristezas.